Cuando diseño un jardín tengo que tener en cuenta unas cuantas cosas que hay que entrelazar para obtener un resultado “apetecible”.

El jardín es algo más que una colección de elementos individuales, es su suma la que aporta al proyecto una idea de conjunto armónico.

De todas ellos hay dos muy importantes, uno de ellos es la elección de las especies vegetales y otro el color, ambos estrechamente unidos. Además, debemos considerar que ambos van cambiando con el paso de los meses a lo largo del año. Es más, esta variación del aspecto de la planta a lo largo de las estaciones es aprovechada y utilizada a la hora de diseñar un jardín.

Cuando desaparece el verano, parece que nuestro jardín entra en un proceso de letargo y monotonía, pero no.

Si hemos elegido bien nuestras especies, podemos aprovechar los cambios que estas sufren para proporcionar interés al jardín. Se pueden crear puntos focales que den personalidad.  Los puntos focales sirven para llamar la atención hacia una zona elegida, que la destacan respecto de otras, actuando de manera magnética, manteniendo de esta manera el interés en un sitio.

Al utilizar rojos y amarillos otoñales nos dan movimiento y vida al jardín antes del letargo invernal.

La llegada del otoño supone poder observar todo esto.